Durante la Era Taisho de Japón (1912-1926), un científico llamado Ayanokoji desarrolló el Ángel de Acero, un humanoide artificial con habilidades físicas sobrehumanas. Mientras el Ejército Imperial quería utilizar al Ángel de Acero como un nuevo medio de guerra moderna, Ayanokoji quería que su creación fuera un nuevo paso en el futuro de la humanidad. Por ello, desafió las órdenes del Ejército y fabricó en secreto el Ángel de Acero con el nombre en clave de «Kurumi». Entonces, un día, un joven llamado Nakahito Kagura se coló en la casa de Ayanokoji como un reto de sus amigos y se topó con el cuerpo sin vida de Kurumi. Un repentino ataque del Ejército Imperial sacudió la casa, haciendo que Kurumi cayera sobre Nakahito. En ese momento, sus labios se encontraron, y Kurumi despertó del beso que inició un milagro.
