Rico, guapo y exitoso, Arthur Louis Zetes no es ajeno a la codicia de las personas. Constantemente desconfiando de quienes lo rodean, no tiene fe en la humanidad; por lo tanto, solicita la empleada doméstica perfecta: una empleada doméstica robot. Sin embargo, su mayordomo no puede conseguir tal sirvienta debido a las limitaciones tecnológicas, por lo que encuentra el mejor sustituto posible. Marie Evans es una antigua niña prodigio en artes marciales conocida por su falta de expresión. Ahogada en deudas, acepta sin dudarlo la oferta de ser una criada que actúa como un robot. Aunque Arthur suele ser brusco con los humanos, no puede evitar adorar a su robot personal; a su vez, Marie se siente conmovida por su empuje y consideración hacia ella.